Detrás de tus pupilas blandas
En contraste con tu gruesa pared
Te configuraste en el espacio
Ave de plumas negras.
Tú distancia fría y tajante
Rompe las sedas del tacto.
Eres una sombra impenetrable
Un eco vacio en la alcoba.
Deshojas tus heridas crudas
En silencio, como si no existieran
Matas la debilidad emergente
Que pueda reflejar tu ademan.
Y espero, a ese microsegundo
Donde ignoras mis ojos despiertos
Dejando brotar el alma misma
Que embalsamaste en el armario.
Y te amo, en ese preciso instante
Donde la parca maldita de tu sangre
Se vuelve lágrima muda del tiempo
Apenas húmeda en su resistencia.
Te observo en esa mágica revelación
Donde las hojas podridas renacen
La piedra de tu lapida se rinde
Ante la confesión de su reo.
Y aunque luego me descubras
Y niegues tu más humana realización
No me hiere tu espalda desnuda
Pues se que en tu indiferencia, me amas.
LAC
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